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La Chanca - Pescadería

  • Manuel Artero
  • 20 nov 2015
  • 2 Min. de lectura

La Chanca – Pescadería

El diccionario de la Real Academia define Chanca como:

“Depósito a manera de troje destinado a curar boquerones, caballas y otros peces para ponerlos en conserva”

Aunque su nombre inicial fue “Al-Haud” que en árabe significa la hondonada. Un lugar que se encuentra más hundido que el resto de la ciudad.

Las raíces de Almería están en este barrio. A los lados de su rambla surgieron las primeras viviendas de la población, y se fueron encaramando a las faldas de sus montes, adaptándose al terreno, a las montañas en casas aisladas y cuevas. Aquí están las canteras califales, de donde se sacaron las piedras para La Alcazaba ylas murallas de Hairán.

Desde el año 1147 no se ha vuelto a extraer piedra, pero se conserva desde entonces tal y como lo dejaron. Los ojos de expertos pueden ver en las cuevas de estas canteras la extracción de sillares enteros de 40 por 60.

Hablar de este barrio es hablar de historia, de inicios, de raza, de pobreza, de riqueza de alma, de color, de oscuridad, de risas, de llanto, de amistad, de soledad.

Aquí los niños son adultos, y los ancianos son niños. Todo de una manera tan natural que las distintas generaciones comparten los momentos como si todos fueran de la misma edad.

El encanto de este barrio es indiscutible. Pocos barrios de Almería transmiten tanto como este.

Unos dirán que es sucio, que está abandonado, que si no se cuida, que es peligroso. Quien diga eso, es que no lo conoce.

Cuando enseño las fotos de este barrio a la gente que lo desconoce su primera pregunta es: ¿y te atreves a ir por ahí solo? Y si te atracan?

Mi contestación siempre es la misma: “Más miedo me da ir al banco, al ayuntamiento, o a hacienda, que ahí si que te atracan siempre y ni te puedes defender”

En este barrio como en ningún otro el lenguaje para comunicarse es bien sencillo “respeto”

Barrio de puertas abiertas, de fachadas encaladas de mil colores, de niños jugando como siempre, en la calle, en el tranco y en el terrao. Niños de caras y manos sucias pero de alma y mirada limpia.

Muchos artistas y turistas de la época veían La Chanca, como algo pintoresco, como una postal, y así la describían, pero en mi opinión quienes han conseguido que aquello que era en los años 60, sea lo que es hoy son sin duda los vecinos.

Falta mucho por hacer, mucho por conseguir, sin duda alguna, pero se conseguirá, porque si algo le sobra a este barrio es la fuerza de su gente.


 
 
 

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